...que pirulita que menganito que la falta de límites y que qué barbaridad. Nada de hola tanto tiempo ni qué tal las vacaciones La jornada laboral amanece con el índice levantado Los colores de la noche se desvelan sin desperezarse La guardia no empieza. La guardia, (casi) siempre, ya empezó (Casi) siempre, están siendo las seis de la tarde en la estación más concurrida del subte (Casi) siempre está siendo una gran ciudad Alguien dice que dormían cucharita; que ella no parecía ni ahí de 13 y que él ya tiene 17 que la otra vez que vino al hospital tenía tipo 14, y que está re alto También se escucha el clásico "esto no es un hotel" y el infaltable "estos pibes usan el hospital como parador" Una voz imperecedera intenta un "qué suerte haber podido procurarse un lugar donde parar". No se informa que dos pibxs habitués de la calle encontraron un lugar donde caer vivxs. Se informa: "se fugaron de madrugada". La voz perenne dice que no se fugaron porque un hospital no es una cárcel; que tal vez decidieron desertar del mundo del control de los signos vitales y de la dieta general. Mientras dormíamos, lxs insoñadxs de siempre se fueron rápido, antes del alba. Nos desayunamos con la ausencia de lo que nunca quisimos tener. En la cornisa de una responsabilidad indeseada dimos por concluido lo que nunca comenzó. No sabemos qué hacer con las bolsas de residuos llenas de sus pertenencias, que ni son llenas ni son suyas, porque no sabemos quiénes somos cuando ustedes están acá. Tampoco sabemos qué palabras-sin-madrugar atesorar para esperar con nuevos innombres a lxs pibxs que andan creciendo solxs entre madrugadas y cucharitas
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