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  • Foto del escritorRevista Adynata

Reseña de Dar (el) duelo de Virginia Cano / Rocío Fabbio

¿Qué puede un cuerpo muerto?, se pregunta Vir Cano en su último libro Dar (el) duelo, notas para septiembre.


¿Qué nos puede un cuerpo muerto?


Ahí donde la muerte de nuestrxs muertxs forma parte de lo indecible, lo inasible, lo impensado, ahí donde nuestrxs muertxs sobreviven y allá donde mueren con constancia, Vir Cano nos abre un entre, un acá, una cercanía, donde nos extiende sus brazos apalabrados de dolores y ternuras para, sin saberlo o sin proponérselo, acompañarnos en el imposible hacer del duelo.


“Ayer fue 10 de septiembre”, “hace 23 años comprendía”, “cuando faltan 13 minutos para que se cumplan 26 años de la muerte de mi hermano”, “él tenía 20, yo tenía 14, mi vieja tenía apenas unos años más que yo ahora”, “en un par de días cumplo 41”, “una o dos veces al año”.


No es el duelo, sino el tiempo el que irradia olvido sobre nuestrx muertx, y en el duelar (verbo inconjugable) se entrelaza lo que Vir Cano recupera: la cuantificación, el contar distancias, fechas, anécdotas, repetir imágenes, invocar recuerdos, una y otra vez. El ritmo del contar se entrelaza íntimamente con el de latir. Hacer latir a nuestrx muertx, hacer latir nuestro dolor, para también hacer latir con nuestro porvenir.


A veces la angustia duele agudamente, porque en la insistencia del latido, del contar, recordamos lo que nunca sucedió, y ello nos enfrenta al trabajo (im)posible de dar lo que no tenemos, hacer lo que no sabemos hacer y decir lo que nuestro muertx ya no escuchará.


La potencia de este libro reside en que la autora se conmueve, se conduele con/hacia nosotrxs, hace intimidad con le lectorx, con ese presente/presencia en fragilidad para desenvolvernos, lenta y amorosamente, el mundo que porta.


A propósito de una de sus notas, Virginia dice “y ahora que me duele la garganta, y que la médica me dijo que tengo placas pienso que quizás no me diagnosticó bien y que lo que tengo no es una angina, sino un nudo en la memoria, que no me deja hablar sin que me duela”.


A lo largo de este libro lo que arde en esa boca es la lengua bajo la lengua que sigue buscando el diálogo con nuestrx muertx, algo que la autora se permitió sentir, observar y entonces, dar(nos) el duelo.


Y por ello este libro se vuelve una compañía necesaria, no por lo que sabe, sino por lo que ignora, no por lo que dice, sino por el lazo (im)posible que arma con lo indecible, con nosotrxs, sus lectores y con nuestrxs muertxs.



Dar (el) duelo. Notas para septiembre. Virginia Cano, Editorial Galerna, 2021.


Sucu Mate / Born Dead. 2016 Instalación

Born Dead presenta nueve lápidas anónimas del cementerio Old Balawa Estate en Lautoka, Fiji. El cementerio se estableció durante el siglo XIX como cementerio para la mano de obra y la administración de las plantaciones de azúcar cercanas.


Entre las figuras poéticas y retóricas, Adynata (plural de Adynaton, que suena a palabra femenina en castellano) compone lo imposible. Procura insurgencias, exageraciones paradojales, lenguas inventadas, disparates colmados, mundos enrevesados, infancias en las que “nada el pájaro y vuela el pez”.

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