Nunca vimos el mundo caer como un castillo de naipes, tratando de atajar las cartas en medio de un huracán de incertidumbres. Nunca el planeta asistió a la desesperación que tironean cultura y naturaleza, en ese oximorón que se crea y se devora a si mismo llamado "humanidad". Estaba lejos, hasta que avanzó por aire y tierra, se llevó nuestro tiempo, incendió planes, inundó vínculos. Nos arrojó contra las paredes y espejos de nuestra vida, se nos movió el piso y perdimos el techo. La información se nos metía en los ojos como arena enfurecida y apenas se escuchaban voces de claridad. Salimos a territorio, a escuchar aprender desafiar contener acompañar, perder las referencias armarlas de nuevo. Frío lluvia viajes tensiones desafíos sonrisas. Nuestras miradas se abrazaron con el llanto de viudas, huérfanos, hambrientos, miedos, esperas soledades. La tristeza es un derecho, acompañarla, con cada posibilidad que exista para frenar este horror, es una obligación. Acá allá y entonces la vacuna, la vacuna y la espera, el avance de los acuerdos y de los otros intentando destrozar nuestros pasos. Quiero decir "nuestros" porque en ese deseo estaba el deseo de vivir, la alegría y el orgullo de pertenecer. Nos sembraron como semillas que resisten todos los climas para crecer, creer , crear. Los vacunatorios se prepararon en escuelas, clubes, universidades, trenes, se armaron como se arma un sitio de refugio en una guerra.La vacuna y la posibilidad de vivir, sin metáfora. La peste no paró y se llevó a nuestros amigues, familia, amores. Nosotres no paramos, así, colmados de ausencias, explotades de ganas, anclados en el puerto de quienes se dan en cuerpo y alma. Ni el día tiene 24 horas ni la semana 7 días, nuestro calendario está marcado por el ritmo de cada vacunade, nada es ideal, nada es ficción, aún así nos prestaron un lugar.Dice mi amigo "Hay algo heroico en un vacunatorio. Un nombre que recordaremos como lugar de antídoto, también, político". Nos han dado el honor de ser parte de una gesta heroica, somos amorosidades y valentías, haciendo un poco más, mucho más. Sé que hay que salir de las metáforas de la guerra, y de las guerras. A veces solo quiero abrazarme y sentir el vaivén de la paz...pero lo que más quiero es este abrazo, nuestro, este abrazo de sentir que están presentes, este abrazo que nos va a quedar en la memoria del mundo, compañeros, compañeras, compañeres, es tiempo de barajar y dar de nuevo.
Mono impresión con litografía, madera cortada, impresión digital, tinta, acrílico y otros materiales. Irregular: composición 66 x 52,5 cm/hoja 76 x 57 cm
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